La Moto Guzzi V8 de 500 cc ha sido, con toda seguridad, la moto más espectacular de la fascinante década de los cincuenta; ciertamente, no consiguió los títulos de las Gileras Guattro, las Norton Manx o las MV, pero técnicamente su motor era inigualable, y superaba todas las mecánicas conocidas hasta finales de la década. Si el proyecto hubiese seguido adelante, el mundo de la mecánica de competición hubiese ido por otros caminos, y el orden de las marcas que triunfaron en los sesenta habría sido otro. Pero no pudo ser. La marca que había conseguido tantos títulos se retiró de la competición a finales de los cincuenta. La Moto Guzzi que aparece en el reportaje está en el Museo de Sammy Miller. La historia nos la cuenta Alan Cathcart.