JEAN CROZIER
A partir de la primera década del nuevo siglo la fabricación de automóviles se fue especializando, de forma que cada modelo ya se diseñaba y elaboraba con las características apropiadas para su finalidad: o bien era un coche destinado a las clases elevadas, con una gran prestancia y una calidad artesanal en todas sus líneas, o bien era un coche para las masas, destacando por su ligereza y su sencillez, junto con su bajo coste. Categoría aparte formaban los modelos deportivos, que servían como bancos de pruebas para las innovaciones técnicas y como canales de publicidad de las marcas ante un público cada vez más multitudinario.
Llegado el año 1914 el automóvil ya formaba parte de la existencia cotidiana, reemplazando al coche tirado por caballos. Durante la Primera Guerra Mundial se confirmó esta supremacía en el trasporte de hombres y de armas. Las grandes marcas, terminando el conflicto, resurgieron y marcaron su pleno apogeo. Nombres como Mercedes, Lancia, Chevrolet, Hispano-Suiza, Peugeot, además de los ya clásicos ROlls y Ford, representan todo este esfuerzo de consolidación y merecen que las reproducciones de sus modelos, entre muchos otros, figuren en la cuidada selección que ofrece esta obra.