JOSE EUGENIO FERNANDEZ BARALLOBRE
El Cuerpo de la Policía Armada, creado en 1941, es heredero del historial de los Cuerpos de Orden Público; Seguridad; Seguridad y Asalto y todos los anteriores existentes en España, desde que se sintió la necesidad de crear una fuerza estable capaz de garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos ante malhechores y delincuentes, asumió también, hasta 1959, las competencias que en materia de tráfico y seguridad vial tenía asignadas el Cuerpo de Vigilantes de Caminos creado durante la II República. Se trata, pues, de un Cuerpo nacido en la postguerra con la pretensión de saldar los viejos esquemas del pasado que habían provocado una profunda politización del Cuerpo de Seguridad y Asalto al menos desde los inicios de 1936 cuando una buena parte de sus Oficiales, en muchos casos los mejores del Ejército, abandonan desencantados el Cuerpo al vislumbrar su manipulación política no con el afán de defender a la República sino más bien como un instrumento más del nefasto frente popular a cuyo servicio se coloca. Durante sus treinta y siete años de historia -1941-1978-, la Policía Armada, se convirtió en el sostén de la seguridad pública en las grandes urbes donde por ley le correspondía estar desplegado, incluso en otros puntos donde se hizo necesario su concurso y sus hombres, abnegados y sacrificados hasta límites insospechados, soportaron sobre sus hombros, dejando muchos de ellos la vida en el empeño, toda la evolución política nacional. Bien se puede asegurar que España tiene contraída una deuda de gratitud con este Cuerpo, a veces tan denostado, que supo colaborar activamente para hacer posible, entre otros hechos de relevancia, la transición a la democracia. En el presente trabajo estudiaremos su devenir histórico a lo largo de lo que denominamos primer periodo , los años comprendidos entre 1941, cuando fue fundado, y 1959, en que perdió las competencias en materia de tráfico.