JUAN PEDRO ESTEVE GARCIA / ANTONIO BRAVO FERNANDEZ
Introducción
Capítulo I: Los primeros ferrocarriles madrileños
Capítulo II: Líneas y compañías de la restauración borbónica
Capítulo III: Las líneas construidas por el Estado
Capítulo IV: Vía normal y vía ancha en los tiempos actuales
Capítulo V: las líneas de vía estrecha y las «maquinillas»
Capítulo VI: El Metropolitano Y los tranvías
Capítulo VII: Otros ferrocarriles
Bibliografía
Cartografía
Anexo: Curiosidades ferroviarias de Madrid y su Comunidad
Agradecimientos especiales
En el año 1846 empezaron las obras de la primera vía férrea de nuestra ciudad, que desde su inauguración en 1851 une la ciudad con Aranjuez, a 48 kilómetros al sur. A lo largo de estos 160 años, se han ido añadiendo más y más vías y estaciones, configurando parte de los paisajes de la urbe. Los caminos de hierro han sido para Madrid, capital de la España de tierra adentro, el sistema de conexiones nerviosas que la han unido a los mares, y por ello los madrileños hemos tenido una dársena cantábrica en Príncipe Pío (luego desplazada a Chamartín), un puerto mediterraneo en la glorieta de Atocha y una suerte de embajada lusitana en el paseo de las Delicias. Estos trenes de largo recorrido tuvieron como "hermanos pequeños" a los del metro-esa otra ciudad por debajo de la ciudad- y a los de vía estrecha, ahora casi testimoniales, pero que han formado parte de las vivencias cotidianas de miles de vecinos de los Carabancheles, Vicálvaro, Móstoles, Arganda...