La obsesión, justificada, de De Tomaso por competir con los fabricantes japoneses de motocicletas, fue uno de sus objetivos principales tras adquirir marcas legendarias como Moto Guzzi o Benelli para su relanzamiento. La Benelli 250 2C fue la solución última de De Tomaso para sacar a Benelli y MotoBi de los momentos de agonía, siendo aún una marca que mantenía el prestigio de ser una de las más legendarias de Italia.